La crisis, la W y aprender a ahorrar.

Ayer por la noche unos amigos «me dieron la cena» diciendo que no escribo en el Blog. Lo siento. Tienen razón. Pero es que soy como los viejos (¿y quizás buenos?) escritores. No escribo por obligación, sino por gusto, cuando la musa de la inspiración me pide que escriba. No me preocupa el número de visitas o los 20 seguidores que tengo en la columna de la derecha. Me interesa que aunque sea a una persona y a una vez, le puedan ayudar los temas de los que escribo. Entonces me sentiré satisfecho por pagar el mantenimiento de una web. Los éxitos no se miden sólo por los números, sino por la profundidad de su calidad. Bueno. Asunto cerrado.

Cambio de tema. Hace meses que leyendo libros y prensa económica me preocupa que la muy mentada crisis no termine de ver la luz al final de túnel. Todo lo contrario, más bien parece que cada mes, cada semana y algún que otro día, nos levantamos con que hemos pillado a los países, a los bancos, a las economías que nos vienen engañando en brazos de otro. Y la fuerte sospecha que tengo es que nos están saliendo los cuernos desde hace años, y seguimos creyendo en el amor desinteresado que tienen las economías en nosotros.

El prónóstico de muchos expertos es que la famosa V de la crisis se está conviertiendo en una W. Pero el mío personal y de otros amigos economistas y empresarios es que esta segunda caída de la V será más alargada: caeremos más abajo y subiremos más tarde… En fin, no quiero ser ave de mal agüero, pero pintan bastos. Por eso, ahorra para vivir con autosuficiencia a futuro, pero consume responsablemente, pues si no hay consumo, no hay producto, y sin producción, no hay trabajo, y sin trabajo… estamos sin empleo. Buen verano.