Estamos en un agrio período de dificultades económicas. En la mayoría de los continentes y concretamente, en el viejo mundo, la crisis de la Banca ha llevado a crear una pésima idea de algunos países y de sus economías. A la postre, por aquello de que «una imagen vale más que mil palabras», varios mal intencionados medios interna-cionales, van publicando denigrantes fotografías que no se corresponden del todo con la realidad. Podría citarse también aquella máxima que «una mentira repetida mil veces, termina convirtiéndose en una verdad». ¡Ay de mí..! Si yo publicara fotos de vuestros propios y peores países…
Mi sugerencia humilde este mes, es que cuando algo no va bien, no hagamos leña del árbol caído, ni aportemos más leña al fuego. Cuando un país está en crisis, no podemos aprovechar el viaje, para debilitar más esa imagen. Recuerdo el consejo de un viejo profesor mío, que nos decía: «no hagáis cosas buenas que parezcan malas». Estamos haciendo un flaco favor a esta situación cuando nos ponemos pesimistas, cuando sólo provocamos situaciones, conversaciones o movimientos que en lugar de unificar y fortalecer, separan y debilitan. Parece que aprovechamos el momento de convalecencia del enfermo para rematarlo, en lugar de curarlo. Ejemplo: Yo tengo un viejo coche, pero siempre lo tengo limpio por dentro y por fuera y cuando mis familiares o amistades me preguntan cuántos años tiene, no lo pueden creer. Basta con una buena imagen.
Por ello, cuando salgamos a la calle, hagámoslo con alegría, con nuestras viejas pero mejores galas. Cuando charlemos de la situación del país, preguntémonos que podemos hacer para mejorarlo. Cuando no encontremos trabajo, salgamos a hacer cualquier cosa que sea lícita y digna, menos quedarnos parados. Son tiempos en los que, -si queremos salir vivos de este despeñadero-, en realidad mucho depende de nuestra imagen. En estos avatares difíciles, hay países, economías e ideologías concentradas en nuestra caída. Y todo depende si tu eres el primero en dejarte empujar. Y si tu imagen es mala… tranquilo, que ellos se encargarán de empeorarla, por muy buena que sea la realidad pues, «No sólo debemos ser buenos», -luchadores, competitivos,- «sino también parecerlo«. Y tú, ¿qué estás haciendo para mejorar tu imagen?
Pues pensaba si ponerte un diez o darte matrícula, hijo mío… Un placer leer cosas así, gracias.
Mi madre, cuando era una jovenzuela y tenía un desencanto, siempre me decía que era el momento de salir más ENCANTADORA. Es cierto que una imagen vale mucho, mucho y si empezamos dando la imagen de fracasados, costará mucho más cambiarla.
Un placer volver a saber de ti. Abrazo, amigo.
Igualmente AdA; es verdad que el pesimismo está ganándonos, y a los que no la pasamos fácil en lo económico, parece que todo confluye en hundirnos. Quizás deberíamos cambiar desde dentro para ir mejorando lo de fuera…
Y por cierto, ¡gran consejo el de nuestras madres!…