«Quien mata a espada, a espada muere». Sin duda soy uno de los millones de mexicanos indignados, hartos e irritados por la desaparición y falta de respuesta eficaz y pronta de las Autoridades responsables de la Seguridad del Estado. Nos hace recordar los tristes hechos de la Plaza de las Tres Culturas. Es obligación del Estado velar por nuestra Seguridad. Un derecho Constitucional. Y parece que México no avanza en Seguridad desde entonces. Retrocede.
Sus familias claman, lloran, pero no piden ni aspiran a la violencia como respuesta. Sólo piden/pedimos que los devuelvan vivos. La violencia del pueblo, les causará más dolor. Como ex-profesor Universitario estoy totalmente en contra de que los estudiantes, jóvenes de cualquier grupo, y ciudadanos en general, usen la violencia de cualquier tipo para manifestarse para pedir justicia por nuestros estudiantes desaparecidos.
Me parece cobarde por parte de cuadrillas el cubrirse la cara con capuchas, la destrucción de Estamentos civiles o gubernamentales con pasamontañas, la violencia de la caterva cubierta de pañuelos contra las fuerzas de orden, a pesar de su dudosa eficacia al servicio de nuestra seguridad.
La verdad y la justicia NUNCA TIENEN MIEDO. La verdad siempre va de la mano de la razón y la razón nunca abraza a la violencia, a menos que no haya otra solución (elecciones anticipadas, destitución de cargos de seguridad, renovación de las Fuerzas del Orden, etc.) por esta causa justa y estando los ofendidos en proporción de posibilidades. Si estos grupos de protesta se exceden, cuando menos están usando parecidos medios de violencia que los que han hecho desaparecer a nuestros añorados estudiantes. Y como respuesta, pueden sufrir una violencia desproporcionada a corto o medio plazo con resultados lamentables para ellos y sus familias.
Demostremos la ruindad, la vileza y bajeza de los autores de los que todos los días nos hacen sentir inseguros en un país donde el 99% de la población mexicana es noble, pacífica, trabajadora. Demostremos en número, en símbolos, en valentía, la disconformidad, la impotencia, la ignorancia de las Autoridades que omiten respuestas coherentes a este sobrecogedor suceso. Seamos tajantes y activos en la participación. No nos quedemos con los brazos cruzados. Creemos conciencia nacional, pero no violencia nacional. Protesta, acude, alza tu voz, pero pacíficamente. La paz crea paz. La violencia engendra violencia.
Sé un Ghandi; imita al hombre del tanque en la Plaza de Tiananmen, aspira a nuevos movimientos políticos que no han usado la intimidación, la agresividad, el atropello para que les devuelvan justicia. No sea que el pacífico e inocente maestro de Galilea tenga razón y nos recomiende: «México: guarda tu espada: quien mata a espada, a espada muere».
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