Con-viviendo con la Pandemia y la guerra: «todo esto pasará»…

Con-viviendo con la Pandemia y la guerra: «todo esto pasará»…

Después de muchos meses, habiendo sido víctima de la sexta ola con pequeñas consecuencias a posteriori, me han conminado a volver a escribir. Y aquí estamos. Me voy a permitir plagiar el cuento que escuché hace años y que quiero reproducir fielmente desde esta página Web, que os recomiendo:

https://lamenteesmaravillosa.com/la-leyenda-tambien-pasara-salvo-al-rey/

Cuenta la leyenda, que un rey pidió a los sabios de su corte un anillo especial:

–Quiero que fabriquéis un anillo precioso y para ocultar en él un mensaje que pueda ayudarme en momentos de deses­peración. Ese mensaje ha de ser muy breve para poder inscribirlo.

Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos en los que consideraba que esa ayuda podría marcar la diferencia.

El monarca tenía un anciano sirviente al que consideraba como de su propia familia, así que también le consultó. Este, sorprendentemente, le dijo:

–No soy un sabio ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas porque un sabio lo compartió conmigo hace tiempo.

El anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia: “

-No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando sientas que todo ha fracasado y no encuentres salida a tu situación.

https://lamenteesmaravillosa.com/

El momento llegó muy pronto: el país fue invadido por la nación adyacente y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicioEstaba en una encrucijada donde la muerte le esperaba al final de todas sus decisiones. La desesperación invadió al rey.

Y entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”.

Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos. Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino.

A su vuelta, en la capital hubo una gran celebración que se prolongó durante varios días. El monarca, rememorando aquella desesperante situación en el precipicio y la posterior victoria, se sintió orgulloso de sí mismo y así se lo mostró a todos sus invitados a través de sus historias y brindis.

El monarca llegó hasta su anciano sirviente, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. Le contó cómo aquellas palabras le habían ayudado a no descubrir su posición o a no tirarse por aquel precipicio cuando todo parecía perdido. Creía haber encontrado la clave para su estrategia en el mensaje de su anillo.

Sin embargo, el anciano, a pesar de que compartía la alegría de su rey, tan solo le dijo:

–Ahora vuelve a mirar el mensaje.

El rey parpadeó, perplejo. No entendía por qué debía mirar el mismo mensaje que ya había cumplido su propósito. Al notar esta confusión, el anciano matizó:

-No es solo para situaciones desesperadas, sino también para las placenteras. No es únicamente para cuando estás derrotado, también sirve cuando te sientes victoriosoNo es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero.

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