Hola otra vez, queridos 4 lectores del Blog. Os pido disculpas pero he estado muy atareado contrayendo matrimonio. Sí. Como lo oyes. Es común que en estos tiempos tengamos miedo al compromiso, a confiar totalmente en otra persona, al futuro de lo que la vida nos pueda deparar. Pero bueno; soy uno de esos que ha querido confiar en el amor y en la persona.
Creo que otra de las grandes cualidades que nos brinda el Asesoramiento es que sabe esperar. No es tu Asesor el que va metiendo prisa, sólo sugiere cuando lo ve necesario e imprescindible. El Asesorado no se ve ni se siente presionado. Puede ser, que sí se vea `zarandeado´ en algún momento concreto de reflexión sobre la propia vida, pero eso no significa que te apure a la resolución de tus conflictos.
En las etiquetas «Aprender a…» hablamos sobre algo parecido refiriéndonos al movimiento slow. Lo lento es aprendido y es bello, es más profundo, es más detallado, está más inspirado y sin duda sea hasta más libre y saboreado.
Lo rápido es obtuso, es confundido, está mal desarrollado, crea malentendidos y no logra un aprendizaje ni maduración de la persona ni de su vida, ni de sus problemas o conflictos. Los mejores ejemplos los suele dar la naturaleza: imaginaros que se pudiera nacer en el mes que deseara la madre. ¡Qué adefesios de la creación! Sin embargo la naturalez nos pide 9 meses, largos, duros, con sus 270 días, 6480 horas, etc. para dar vida a una nueva persona. Recordadlo. Las buenas obras, los buenos vinos, las buenas vidas… necesitan tiempo. Y eso es lo que te ofrecerá el Asesoramiento: tiempo a tu persona, a tus pensamientos para que seas tú y solo tú quien las madure y mejore. Os espero… hasta la próxima semana 4 fieles lectores.
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